“El amor es uno de los elementos emblemáticos de la vida. Breve o extendido, espontáneo o minuciosamente construido, es de cualquier manera un apogeo en las relaciones humanas.” – Mario Benedetti
¿Qué tema es tan humano e incitante como el amor? En “El amor, las mujeres y la vida”, Mario Benedetti nos ofrece una invitación a su extraordinario repertorio poético para rescatarnos de la trivialidad y hacernos revivir historias, resurgir emociones perdidas, recordar personas y encuentros, para renovarnos y enriquecer nuestra condición humana.
En esta genial obra de Benedetti, donde majestuosamente plasma al amor de infinitas maneras, confirmamos que el amor es el concepto intangible más valioso al que podemos alcanzar los seres humanos.
Desde el prólogo, que escribe el propio autor, podemos apreciar la generosa sabiduría de Benedetti. En ese breve espacio nos explica el origen del libro, así como su título, que es una variación del libro “El amor, las mujeres y la muerte” del filósofo alemán Arthur Schopenhauer.
Y en seguida cita al filósofo, quien dice que “el amor es la compensación de la muerte; su correlativo esencial.” Una frase considerablemente esperanzadora, sobretodo viniendo de un filósofo conocido por su pesimismo.
Como dato relevante, y antes de invitarnos al espléndido compendio poemario, el escritor nos comparte que esta antología floreció por sí sola a lo largo de 50 años. Como en la canción “You Can’t Hurry Love” de The Supremes, al amor no lo puedes apresurar. Esta larga espera valió la pena.
El primer poema “Asunción de ti” lo dedica a su esposa Luz, su compañera de toda la vida. Y desde ahí nos atrapa a explorar las casi 100 inspiraciones que comprende esta obra.
Con Benedetti, el amor jamás será monótono, jamás será frío ni rutinario. El riesgo más grande del amor está en el miedo a amar.
El amor se encuentra y penetra en todo lo que nos rodea, cobra vida en los objetos materiales, se muestra doloroso a veces, pero recompensante siempre. Porque hasta en la soledad que desciende de una pérdida, la vivencia del amor puede quedar plasmada sempiternamente como en una fotografía.
El poema “Cada ciudad puede ser otra” nos manifiesta el poder sublime del amor pues es precisamente su fuerza la que transforma y da vida a una ciudad. Les comparto 3 estrofas:
Cada ciudad puede ser otra
cuando el amor la transfigura
cada ciudad puede ser tantas
como amorosos la recorren
cada ciudad puede ser otra
cuando el amor pinta los muros
y de los rostros que atardecen
uno es el rostro del amor
y si el amor se va y no vuelve
la ciudad carga con su otoño
ya que le quedan sólo el duelo
y las estatuas del amor.
En “Informe sobre caricias” Benedetti magistralmente nos describe a las caricias como un bello y universal lenguaje, silencioso pero tangible (aunque no siempre), cuyos mensajes encantan y capturan, buscando en su convencimiento una mágica retroalimentación.
Las variantes fisonomías del amor que nos comparte Benedetti se manifiestan también en la contagiosa fuerza de una sonrisa, en el escenario utópico del amor, en la tecnología, en la edad y el tiempo, en la filosofía, en la historia…
En el arrepentimiento como en “Todo el instante”, un poema que nos hace pensar en aquellas situaciones en las que el miedo nos opacó la oportunidad de crear una historia de amor.
En “Calle de los abrazados” Benedetti genialmente detalla cómo el amor da vida en los abrazos, e invita a realizarlo como si siempre fuese el último:
La llaman calle de abrazados
porque en las noches de domingo
hay dos tan sólo dos
una mujer y un hombre
desentendidos misteriosos
que se citan allí como dos náufragos
y cada náufrago se abraza
al otro cuerpo salvavidas
Por último, les comparto íntegramente “Estados de ánimo”, un poema bellísimo donde Benedetti nos deleita humanizando en las voces de la naturaleza a un paciente enamorado que no pierde la esperanza:
Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas
unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano
A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas
pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces
sereno en mi confianza
confiado en que una tarde
te acerques y te mires
te mires al mirarme.
Estoy convencido que al mundo le hace falta leer más contenido que nos haga pensar, que nos haga reflexionar, y que nos vuelva más amorosos, más humanos. En esta generosa obra podemos encontrar mucho de eso.
La gran faena de Mario Benedetti está en convencernos (sin necesidad de torcernos el brazo) que el amor es la razón máxima de nuestra existencia.
La manera en que describe muchas de las acciones más sencillas de la vida con suma profundidad y color, nos confirman no solo la genialidad poética de Benedetti, sino su enorme pasión por el amor.