Desde niño siempre he estado convencido que, de todos los sentidos, la vista es el mecanismo perceptivo más valioso del ser humano en el plano individual (en lo colectivo, ¿qué sería del amor sin el tacto?). Un proverbio chino dice que “es mejor ver una vez que escuchar cien veces.”
Del escritor portugués José Saramago (Premio Nobel de Literatura 1998) es esta fenomenal novela que nos abre los ojos ante una brutal e inexplicable epidemia de ceguera que azota a un país ficticio propagándose rápidamente hasta casi el último de los habitantes.
“Ensayo Sobre la Ceguera” te engancha ferozmente desde la primera página por su apocalíptica trama y su agilidad narrativa. Y es a partir de la primera víctima en que no puedes parar de leer; desde ese trágico instante en el que un hombre se queda totalmente ciego en su coche mientras espera el cambio de luz del semáforo.
Con cada contacto humano se va esparciendo la ceguera como una imparable plaga, acarreando un caos inevitable que obliga al gobierno a aislar en cuarentena a los infectados. Pero llegarán más. Y más…
Y en esta situación de suma adversidad se juntan grupos contrarios, bandas de ciegos buscando tener control y poder. Es la prueba máxima del humanismo, en cómo hasta en las peores tragedias los comportamientos humanos salen a relucir lo mejor y lo peor de las personas.
En un escenario donde la supervivencia y la esperanza son la razón de lucha diaria de nuestros protagonistas, quizás la solución se encuentre en un caso extraordinario: la única protagonista que resiste a la ceguera.
Inexorablemente nos absorbe una empatía ante el sufrimiento que llevan los personajes de la novela. Saramago nos invita a reflexionar sobre las dificultades de vivir en un contexto de ceguera masiva y la deshumanización a la que pudiera caer en consecuencia.
Después de leer este libro, nunca volverás a ver igual.