Ricardo Villarreal

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2022, Centenario de Saramago y su Legado en México

February 1, 2022 by Ricardo Villarreal

Fundación Saramago Centenario M“Yo entiendo la felicidad como una relación de armonía, como una relación estrecha de la persona con la sociedad, con los que tiene próximos y con el medio ambiente.” – José Saramago

Qué oportuno es este pensamiento de Saramago que nos invita a vivir esa relación de armonía y compromiso para lograr un mundo más humano y justo. Y en momentos inciertos como los que enfrenta el mundo actualmente, la sabiduría saramaguiana es, además de guía filosófica de vida, muy esperanzadora.

Para nuestra fortuna, este año 2022 tendremos más de José Saramago justo cuando el mundo más lo necesita, pues se celebra el Centenario del escritor portugués, nacido el 16 de noviembre en Azinhaga, Portugal.

Para los casi mil mexicanos que residimos en Portugal, esta es una oportunidad para celebrar el inconmensurable legado de un ser humano y librepensador universal, quien además fue un gran amigo de México.

Y para seguir cultivándonos de sus enseñanzas, la Fundación Saramago, que preside la escritora y traductora Pilar del Río, viuda del autor portugués, ha preparado en Portugal un programa variado con conferencias, exposiciones artísticas, lecturas y presentaciones de nuevas ediciones de sus obras, entre otros eventos.

José Saramago fue un escritor revolucionario comprometido con la humanidad y la naturaleza, una tremenda voz de conciencia social, un incansable promotor de la lectura y la reivindicación de los derechos humanos, un fuerte crítico de los poderes opresivos, de los abusos dogmáticos y de la vaguedad en la democracia que no permite una participación real y activa de los ciudadanos.

Para México, José Saramago es una figura de gran importancia no solo por el extraordinario recibimiento de sus novelas, sino también por su solidaridad y compromiso con la causa zapatista en la lucha por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas en Chiapas, donde visitó por primera vez en marzo de 1998.

Poco más tarde, cuando Saramago fue galardonado con el Nóbel de Literatura en 1998, año en el que también se conmemoraron los 50 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el escritor denunció en su discurso el incumplimiento de los Derechos Humanos y se pronunció sobre la necesidad de establecer deberes y obligaciones para exigir el cumplimiento de tales derechos.

Esta idea de Saramago logró inspirar a un grupo de intelectuales y académicos que se reunieron en México en 2015, convocados por la Fundación Saramago y la UNAM, para comenzar a redactar lo que poco más tarde se materializaría como la “Carta Universal de los Deberes y Obligaciones de las Personas”. Este documento fue entregado a António Guterres, Secretario General de la ONU, en el año 2018, para complementar la Declaración de los Derechos Humanos.

En México, como en todo el mundo, sabemos que los políticos van y vienen. Sin embargo, tanto ellos como nosotros somos primeramente habitantes del mundo y no dejamos de tener responsabilidades como ciudadanos. Por eso la importancia de esta Declaración Universal de Deberes Humanos, porque como ciudadanos tenemos la responsabilidad y el deber de actuar y hacer cumplir los derechos humanos. Esto, sin esperar a que los líderes internacionales tomen el primer paso (aunque tengan ellos la principal obligación de hacerlos cumplir). Por el contrario, que nuestro activismo sirva para presionarlos a actuar y a rendir cuentas.

Similarmente, ante la masacre de Acteal en Chiapas, Saramago expresó, “el problema de la justicia no es la justicia, sino los jueces”. El escritor portugués cuestionaba precisamente esa ausencia de los deberes ante el cumplimiento de la justicia. Porque tanto en Chiapas, como en otras partes, queda claro que no es suficiente que se promulguen leyes y derechos, sino hacer que se cumplan con imparcialidad y justicia.

Saramago siempre fue elocuente y directo en su crítica hacia los poderes que no logran corregir el rumbo del planeta hacia uno más justo (ya sea por incompetencia o desinterés total). El Nóbel de Literatura expresó estas sabias palabras al referirse a la oportunidad que tenemos los seres humanos de merecer vivir dignamente, “si el hombre es formado por las circunstancias, entonces es necesario formar las circunstancias humanamente.”

Pero además de su ejemplar empuje como activista social, la influencia de Saramago está presente en sus novelas, ese espacio de “expresión total” como describía Saramago. En ellas encontramos un lugar de pensamiento y de invitación al diálogo franco y responsable, donde surjan ideas para mejorar la condición humana. Repasemos algunas de sus obras.

Muchos lectores de Saramago llegamos a él por primera vez con el “Ensayo Sobre la Ceguera”. Ese libro que vuelve a surgir en estos tiempos covidianos por la similitud del escenario pandémico y las diferentes reacciones en el mundo. En la novela de Saramago se presenta una inexplicable epidemia de ceguera que se propaga velozmente hasta casi el último de los habitantes en una trama apocalíptica.

Pero más allá de una ceguera de la vista, Saramago nos advierte sobre la ceguera de la razón. Esa en la que estamos ciegos sin darnos cuenta, donde tenemos la capacidad de mirar, pero nos cegamos deliberadamente para no ver los problemas que sufre la humanidad. Por eso la lección de la novela es, “Si puedes mirar, ve, si puedes ver, repara.” Seamos de los que ven y usen la razón para actuar y reparar.

En la novela “La Caverna” seguimos la historia del alfarero Cipriano Algor, que ve su trabajo manual amenazado ante el gigantesco centro comercial que va absorbiendo a toda la ciudad y sus habitantes. Imposible no pensar en una empresa dominante como Amazon que, al paso descomunal que crece, va provocando la desaparición de pequeñas empresas y de muchos empleos tradicionales, advirtiendo un consumismo desmedido, destructor y deshumanizante.

El tema filosófico de la muerte también está presente de diferentes maneras en sus novelas “Las Intermitencias de la Muerte”, “El año de la Muerte de Ricardo Reis” (un tributo al poeta de los heterónimos, Fernando Pessoa, donde también abarca los temas del olvido y la soledad) y “Todos los Nombres”. En ésta última, el siguiente pensamiento sacude e inspira, “la muerte es la certeza de que se tuvo vida, porque para morir basta con estar vivo.”

Pensando en que el lado opuesto a la muerte sería el vivir y disfrutar el presente, qué mejor libro que “Viaje a Portugal”, donde tenemos a Saramago como el mejor guía de viaje que pudiéramos desear, y nos invita a descubrir con él las inagotables riquezas de su país natal, partiendo desde el poblado de Miranda do Douro en el distrito noreste de Braganza y concluyendo en los pueblos costeros de la región sureña del Algarve. Un viaje deliciosamente mágico, completo, lleno de historia y color.

Pero para Saramago viajar no se trata del constante desplazamiento de un lugar a otro para sumar destinos visitados. No, se trata de “estar más y andar menos”. De estar conscientemente presentes en donde nos encontremos durante el viaje y darnos tiempo de explorar aquellos rincones improbables que aguardan historias inesperadas. Adicionalmente, nos dice Saramago que viajar es uno de los muchos rostros que tiene la felicidad. ¿Cómo no podríamos estar de acuerdo con él?

La relación de convivencia, amor y respeto que los humanos podemos compartir con los animales está manifiesta en la novela “El Viaje del Elefante”. En el año 1551 el Rey Joao III de Portugal le obsequia un elefante al Archiduque Maximiliano II de Austria. En ese viaje quijotesco de Lisboa a Viena, un elefante de nombre Salomón y su inseparable cuidador Subhro sobrellevan todo tipo de adversidades. La hermosa y genuina amistad que estos dos personajes desarrollan nos demuestra que todo es posible cuando el corazón se hace presente.

Otro tema importante para Saramago es el de la democracia. Lo cubre en su novela “Ensayo sobre la Lucidez”, pero también lo impartió en discursos en diferentes universidades en México, como en el Tecnológico de Monterrey con la conferencia titulada “El Nombre y la Cosa”.

José Saramago señalaba que “una democracia bien ejecutada debía ser como el Sol que a todos ilumina por igual”. Y para lograr una igualdad en la democracia, hay que ir más allá del voto. Porque, como bien nos ilustra, resulta que en el proceso de votación se encuentra un conflicto democrático, ya que el voto es al mismo tiempo entrega y renuncia de nuestra voluntad política. Una vez que introducimos el voto en la urna, nuestro sufragio ya no nos pertenece como electores, y los gobernantes electos utilizarán el poder según sus intereses. Debe haber una mayor participación ciudadana, educada y vigilante del uso del voto que le dan los gobernantes.

Sobre la función de las instituciones educativas en la formación de profesionistas, Saramago indica en un artículo de su blog que hay que ir más allá de eso: “no hay que olvidar la formación del ciudadano, de la persona educada en los valores de la solidaridad humana y del respeto por la paz, educada para la libertad y para la crítica, para el debate responsable de ideas”.

Y hablando de ideas profundas, a veces hay que dejarnos llevar por ese niño que fuimos, como nos recuerda en su libro autobiográfico “Las pequeñas memorias”. Saramago también tiene un par de libros para los más jóvenes, “La Flor Más Grande de Este Mundo” y “El Cuento de la Isla Desconocida”, que, a decir verdad, aquellos adultos creyentes en el amor serán quienes disfruten mejor estas historias.

Como conclusión, la mejor manera de rendirle tributo a un escritor que nos ha obsequiado un legado maravilloso es leyendo y comentando su obra. Y para muchos que ya lo han leído, este Centenario de José Saramago es una oportunidad de regresar a sumergirse en su vasto universo para reevaluar sus pensamientos ante los retos del mundo actual y autoevaluar el sentido humano que le damos a nuestra existencia.

 

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Iniciando el 2022 con Séneca

January 1, 2022 by Ricardo Villarreal

New Year 2022Cada comienzo de año es, para muchos, una oportunidad para autoevaluarse y ponerse retos o propósitos para cambiar o mejorar algunos aspectos de su vida hacia una más satisfactoria y recompensante.

Entre los propósitos más comunes están hacer ejercicio, dejar algún vicio (fumar, por ejemplo), leer más libros, viajar a un destino exótico, reconectar con familiares o viejas amistades, aprender alguna nueva habilidad, etcétera.

Pero también es muy enriquecedor aprovechar la transición del año nuevo para reflexionar sobre el punto en el que se encuentra nuestra vida y pensar en cómo podemos darle mayor sentido a nuestra existencia en este brevísimo paso que tenemos por el mundo.

Recientemente leí el ensayo “Sobre la brevedad de la vida, el ocio y la felicidad” del filósofo romano Lucio Séneca (Editorial Acantilado), y sus enseñanzas de hace casi dos mil años siguen inspirando a la humanidad hoy.

Sobre la brevedad del tiempo, el filósofo estoico nos invita a aprovecharlo mejor y a saber invertirlo bien, pues más allá de tener poco tiempo, derrochamos mucho. Hay que ser más selectivos con las actividades que demandan nuestro tiempo y aprender a filtrar mejor aquellas que más nos enriquezcan y le den sentido a nuestra vida.

Aunque es bueno planear a futuro, Séneca nos recuerda también que nada nos garantiza contar con ese futuro para realizar las actividades planeadas: “El mayor obstáculo para la vida es la expectación que depende de mañana y pierde lo de hoy.”

Si el tiempo pasado es inamovible y el tiempo futuro es incierto, valoremos aún más este universal “ahora” presente de tiempo que, aunque es el más breve, es el más poderoso y el único del que tenemos dominio. Vivamos con mejor presencia y aprovechamiento el hoy.

En cuanto a las lecciones filosóficas sobre la felicidad, Séneca menciona que todos quieren ser felices, claro, pero la mayoría se la pasa queriendo descubrir a ciegas qué es lo que hace feliz la vida. Con ello, algunos caen en la trampa de la popularidad, creyendo que la mejor manera de vivir es aquella aceptada por la mayoría, y terminan por imitar a otros que aparentan ser felices, pensando equivocadamente que lo serán también ellos mismos.

Séneca sostiene que una vida feliz solo puede ir de la mano de la virtud, de hacer el bien por el bien mismo, y nos invita a vivir conforme a la razón y en total libertad para lograr una auténtica felicidad propia, genuinamente nuestra.

De tal manera, para Séneca, “es feliz el hombre para quien nada es bueno ni malo, salvo tener un alma buena o mala, un hombre que cultiva la honradez, se contenta con la virtud, a quien la fortuna no exalta ni quiebra, que no conoce bien mayor que el que pueda darse a sí mismo y cuya verdadera pasión será el desprecio de las pasiones.”

¿Y qué hay sobre los placeres en la felicidad? Séneca no está en contra de los placeres de la vida, pero sí advierte que tengamos inteligencia, cuidado y mesura al disfrutarlos. Que seamos nosotros quienes dominemos los placeres y no al revés, que no sean los placeres que nos controlen a nosotros.

De igual manera, Séneca tampoco está en contra de las posesiones materiales, pero nos invita a actuar con sabiduría reconociendo que la felicidad no debe depender de la acumulación de tales riquezas. Debemos aprender a ser felices con o sin ellas. En el momento en que nuestra felicidad dependa directamente de la adquisición de bienes materiales, nunca alcanzaremos la felicidad, porque caeremos en el sempiterno vicio de desear cada vez más.

Por último, Séneca habla sobre el ocio como un privilegio para quienes tienen la fortuna de aprovecharlo. El ocio es una excelente oportunidad para dedicarse a la contemplación de la verdad, a la búsqueda de la razón y a compartir con otros sus conocimientos y talentos.

Si uno dispone de tiempo libre, las bellas artes siempre son un buen refugio para darle más sentido a nuestra vida. Pero para Séneca también es importante aprovechar el ocio no solo para la contemplación, sino para la acción. Que nuestro tiempo libre sirva en beneficio de nuestra comunidad ya sea participando activamente en la política o en organizaciones que luchan por una sociedad más abierta, libre y justa.

Que este año 2022 sea para todos ustedes muy enriquecedor, de buen aprovechamiento del tiempo, lleno de memorables momentos de felicidad, de buena salud, de vivir la vida plenamente y siempre con amor.

 

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México y un Voto Blanco Válido

September 22, 2017 by Ricardo Villarreal

Bandera Mexico¿Qué pasaría en México si en las próximas elecciones habría 0% de abstencionismo, y además se incorporaría el voto blanco como opción electoral?

Pero no me refiero al voto blanco como voto nulo, sino como un voto válido que cuente, y que, de lograr mayoría porcentual, tuviera un verdadero peso de rechazo directo al gobierno y a los actores políticos con la finalidad de sacarlos a todos de una buena vez.

Ante los recientes y devastadores sismos en México, me vino a la mente esta idea que cubre como premisa José Saramago en su novela “Ensayo sobre la Lucidez.” Y es que cuando la ficción nos presenta escenarios distópicos que no se ven tan distantes de la realidad, no hay que descartar posibilidades.

Cuando la mejor manera de ayudar es no estorbar, la nada resulta ser el mejor reemplazo al actual carrusel de políticos nauseabundos, obsesionados por el poder y entregados a la corrupción.

Los recientes terremotos en el país han sido la prueba de fuego que han puesto al descubierto la falsa retórica de muchos políticos que, más que estar comprometidos con el pueblo, se encuentran desaparecidos, inútiles, sin saber cómo actuar ni qué decir, y preocupados más por sus apariencias y continuidad en el viciado sistema que les permite servirse de él.

Por otro lado, el mismo evento nos permitió a los mexicanos darnos cuenta de que en los momentos más adversos, no necesitamos a ninguna figura política líder para salir adelante unidos si lo creemos y lo queremos.

La ciudadanía respondió inmediatamente para tomar la iniciativa de ayudar con labores de rescate, de proveer a los más necesitados, de ofrecer su casa. Ojalá que esta actitud tan generosa y humanitaria siga contagiando a más mexicanos y no se apague. Su notoriedad incluso fue reconocida internacionalmente.

Como también reconocida internacionalmente fue la vergüenza de los representantes de los principales partidos políticos haciéndose bolas ante la encrucijada de donar el dinero destinado a sus campañas electorales para beneficio de los damnificados. No se dan cuenta que el pueblo no les está preguntando su opinión, se les está exigiendo que renuncien a esos obscenos gastos de campaña (aunque sea un porcentaje) para beneficio de la gente.

Una democracia real debe tener la opción no solo de elegir candidatos, sino también de rechazarlos. A todos. No estaría nada mal que en México se empezara a contemplar el voto blanco.

Quizás entonces estalle finalmente la burbuja que tiene a muchos políticos viviendo en un mundo totalmente incompatible a la realidad mexicana.

 

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How Death Makes Us More Alive

March 31, 2017 by Ricardo Villarreal

Train TracksWe become thinkers the very precise moment when we acknowledge death and discover our own mortality.

I believe the first time I truly grasped the concept of death and realized I will die one day was when I was 8 years-old. I was at home reading the shocking news about the Mexico City earthquake of 1985 and the number of deaths from the tragedy.

I remember the uneasy feeling in my body and the impossibility of doing something about it as I was holding the newspaper and seeing the word “deaths” in the story.

As I discovered that death was real, thinking about how to deal with this topic started to become serious business as well.

In his book, “The Questions of Life”, Spanish philosopher Fernando Savater says that if death is the eternal state of not being, then we have already defeated it: the day we were born.

And even if it is only one time we will defeat death, this one time and opportunity we have of being alive, every day and instant that we continue to live and enjoy life will be triumphantly ours.

With this, not only does one start to think more about life the moment we know we will die, but we also begin to feel more alive than ever.

What do we know about death? Certainly not much. We do know, as Savater explains, that death is very personal and non-transferable. We cannot die for someone else, we can only die our own death.

But death, besides being distinctly personal, is also an accurate concept of true impartiality. Death does not discriminate on race, gender, or socioeconomic class; there is no individual who can escape from it. In the eyes of death we are all equal.

The certainty of death is what gives more importance to our lives. Everything we do, all our work, our hobbies, our social interactions… are all ways of resisting death.

But death is such an incomprehensible thing and so inevitably personal that it also represents the biggest fear for most people.

Some people fear about the unknown that follows death and confront such distress believing in a supernatural after-life world: a mystical place of eternal joy or punishment.

Others, not believing in gods rewarding or punishing humans, fear about the possibility that there is absolutely nothing after death, and that nothing is quite terrifying to them as well.

Perhaps a comforting way to digest this topic comes from Greek philosopher and atomic materialist Epicurus who advises on why we shouldn’t worry nor lose sleep over death: There is nothing to be afraid of because we never coexist with death and we will never feel death, as feeling is an activity (and privilege) of the living.

To feel distressed about the (gazillion) years ahead of us in which we will no longer be alive is just as capricious as to worry about the billions of years before we were born.

If we did not feel any pain being absent for all those billions of years, why should we feel concerned about a future of eternal absence?

Savater also mentions that part of the anguish we feel about death has to do with facing two difficult realities: all the joys of life we will miss when it comes to our own death, and because it will leave us without those we love in the case of others’ deaths.

It’s the conscience of death that makes life a very serious issue to think about. It’s mysterious and marvelous, a type of miracle for which we must fight and constantly reflect.

So death inevitably makes us thinkers. But not thinkers about death itself, but about life. And that should make us feel more alive and grateful.

A popular proverb says, “no one is too young to die, nor too old to live one more day.” It’s up to us to fully take advantage of the time we have and live the best life we can.

 

 

Filed Under: Books, Libros, Literatura, Philosophy Tagged With: books, death, existence, existentialism, Fernando Savater, filosofía, Las Preguntas de la Vida, mortality, philosophy, recommended reading, The Questions of Life

Saramago y la Democracia

October 19, 2016 by Ricardo Villarreal

Elecciones¿Puede la democracia ser la salvación del futuro de la humanidad y de garantizar un mundo socialmente justo?

Es posible que sí, pero implica que la democracia se discuta y se reinvente, nos dice el escritor y Nobel de Literatura José Saramago en la conferencia “El Nombre y la Cosa” (2006), que quedó plasmada en el libro del mismo nombre.

Entrando en materia sobre la democracia, Saramago nos traslada brevemente a su origen en Grecia (Siglo IV, a.e.c.) citando dos principios de Aristóteles:

Por un lado, “en la democracia los pobres son soberanos, porque son el mayor número y porque la voluntad de la mayoría es ley.”

En segunda instancia, con el objetivo de garantizar la igualdad y la libertad, Aristóteles nos dice: “la igualdad pide que los pobres no tengan más poder que los ricos, que no sean ellos los únicos soberanos, sino que lo sean todos en la proporción misma de su número.”

Así que muy pronto topamos con una discrepancia y ponemos en duda la legitimidad de la democracia, pues nunca en la historia de la humanidad los ricos han sido una población mayor a los pobres, y los ricos siempre han gobernado el mundo, al día de hoy.

Pero, ¿qué hay del poder del voto que inventaron los griegos? ¿No es el voto la expresión máxima que, siendo derecho de todos, valida el funcionamiento de la democracia?

Pues no. Resulta que dentro del mismísimo proceso de votación encontramos un verdadero conflicto democrático, ya que el voto es al mismo tiempo entrega y renuncia de nuestra voluntad política.

Saramago nos ilustra cómo en el preciso instante de ejercer nuestro derecho al voto e introducirlo en la urna, nuestro sufragio ya no nos pertenece como electores. Y a partir de ahí el político, diputado, o gobernante utilizará el poder según sus intereses, que en muchas instancias no es el del ciudadano que introdujo su voto en la urna.

Por eso es muy sencillo ver que no funciona este proceso democrático. Solo basta darse cuenta del tipo de gobernantes que tenemos; políticos que han abusado de este hueco que hay en el proceso democrático que no los obliga a ser dignos representantes del pueblo.

Porque confío que ninguna población sana, de raciocinio medianamente decente, y con un mínimo de respeto, elegiría a los corruptos que tenemos en el poder.

Dice Saramago, una democracia bien ejecutada debe ser como el Sol que a todos ilumina por igual.

Pero el poder no lo tiene la gente. Es más, el único poder que existe es el económico, el que todo lo mueve, el que controla las cuerdas del teatro llamado gobierno.

Y ese poder económico no es democrático porque no lo eligió el pueblo, ni tampoco contempla la participación ni el bienestar del pueblo.

Ese sistema de organización social que equivocadamente llamamos democracia, es realmente una plutocracia, un gobierno de los ricos para los ricos.

¿Qué hacer entonces? Pues debemos reformar la democracia. Y para ello tenemos que empezar por discutirla, por admitir que no funciona para el beneficio de la gente.

El autor nos advierte que de no hacer nada y de continuar con un concepto de democracia cada vez más putrefacto, no solo terminaremos por perder enteramente la democracia, sino que se perderá también la esperanza de ver un día dignamente respetados los derechos humanos para todos.

La dimensión política del pueblo debe ir mucho más allá del sufragio. Votar cada cierto número de años no es suficiente para mantener una democracia efectiva. Debe haber mayor participación ciudadana.

Si el verdadero poder es el económico, y el principal problema es que ese poder no es de la gente, pues la respuesta está en buscar la manera de que sea la ciudadanía la que penetre y tome el control de los organismos económicos y financieros de los que autoritariamente se les ha aislado.

Para acercarnos a un sistema democrático más justo, Saramago señala que una democracia política debe ir de la mano con una real democracia económica y estar aunada a una democracia cultural.

Pero esta fórmula estructural tampoco servirá de mucho en una democracia que no se autocritica, en una democracia que no se autoevalúa, y que no haga por vigilar la manera en que los gobernantes usan el voto que los puso en el lugar que ocupan.

Solamente a partir de la reflexión, del pensamiento crítico, y del deseo genuino de dialogar y tomar acciones constructivas podemos contribuir a reformar la democracia y a transformar nuestro mundo en uno más justo.

 

Filed Under: Arts & Culture, Books, Libros, Literatura, Philosophy, Politics Tagged With: democracia, derechos humanos, ejercicio democrático, elecciones, filosofía, historia, José Saramago, libros, literatura, plutocracia, política, Saramago, votación, votaciones, votar, voto

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