Todos tenemos secretos que guardamos en los misterios de la vida y del amor.
El principal misterio de “La Mejor Oferta” de Giuseppe Tornatore, se encuentra en la existencia del libro mismo.
Y es que el autor italiano, conocido internacionalmente como el gran cineasta que nos conquistó con “Cinema Paraíso”, “Malena”, y “La Leyenda de 1900”, nunca pensó en publicar este thriller detectivesco que homólogamente llevó también a la pantalla grande.
Con toda honestidad, Tornatore nos advierte en el prólogo que nunca pretendió darle autonomía literaria a éste texto, que presenta como un esbozo narrativo, un híbrido de cuento y guión, sin llegar a ser ninguno de los dos.
“La Mejor Oferta” (Editorial Anagrama) es un relato de pocos pero complejos personajes, con una trama de amor y misterio, y, si han seguido la obra de Tornatore, sabrán que hay garantía de un final impactante e impredecible.
Virgil Oldman es un subastador profesional experto en arte. De sesenta y tantos años, es un hombre muy culto, solitario, y con una obsesión por utilizar guantes.
Su vida cambia cuando recibe la llamada de Claire Ibbetson, una joven que lo busca para ayudarle a subastar los muebles y las obras de arte de la villa de su familia, donde ahora vive sola.
Pero Claire padece de agorafobia severa y no puede salir ni de su cuarto, mucho menos ver a Virgil.
Aún así, Virgil acude con gran interés a cada cita en la Villa Ibbetson, conversando con Claire del otro lado de la puerta de su habitación, y empeñado a que un día ella saldrá de su casa para poder verla.
Quizás para Claire, Virgil pudiera ser esa escapatoria que necesita para finalmente enfrentar la vida. Y para Virgil, quizás Claire sea su última oportunidad para encontrar el amor.
Así como en las obras de arte, las vidas de los personajes tienen sus propios misterios y secretos, similares al de una pintura cuyo trasfondo es más interesante que la pintura misma.
Gracias a sus años liderando subastas, Virgil ha acumulado una colección de arte que consiste en cientos de retratos de mujeres que guarda en secreto en un sótano blindado en su casa. Los límites de su amor no han podido traspasar al que les tiene a éstas musas que lo observan y arropan en silencio.
Claire, por su parte, se rehúsa a hablar sobre su pasado. Su misterio e introversión la hacen más atractiva para Virgil e irremediablemente aparece la chispa del amor.
Pero, ¿qué nos revela Virgil al hablar de su experiencia cuando desde niño estudió los oficios del arte aprendiendo a distinguir en las obras las falsificaciones de los originales?
Como el admirado experto de arte que es, nos señala, “el arte del falsificador es un arte como cualquier otro, porque toda falsificación esconde algo auténtico… en la copia que hace de la obra ajena, el falsificador siempre cae en la tentación de poner algo propio.”
Ante la última subasta que significará su retiro del mundo de las artes, Virgil buscará con Claire asegurar esa felicidad que nunca tuvo y ganar la subasta de su vida.
¿Será su amor por ella la mejor oferta?